miércoles, 15 de abril de 2015

Jan B.

Como por arte de magia Brothers in arms suena siempre en el momento adecuado, siempre tan inoportuno y a la vez tan precisa en su aparición. No puedo evitar pensar que Knopfler debió de haber perdido algo tan valioso como yo lo hice para decidir que estaba harto de Bonaparte. ¡Estoy harto de Bonaparte! ¿Qué hay que hacer para esquivar a ese gordo bajito?, ¿ha sido capaz de cerrar todos los caminos? No puede ser, Cooper me grita, me increpa, me incita a creer que no, pero quién puede creer al viejo chiflado, sus amores nunca fueron de este mundo, al igual que sus penas. Quizás los míos tampoco y por eso me tengo que escudar en comunicaciones oníricas que caminan en la línea entre las casualidades y la providencia. Quizás lo que obtenga en "la vida real" nunca sea suficiente para mi. Quizás el piso de arriba sea mi verdadero hogar, tal vez yo no sea yo y solo sirva de cascarón para un alter ego desconocido. Eso tampoco sería tan sorprendente.

Quizás esté condenado.

lunes, 4 de marzo de 2013

Emilia

Los días como este le gustaba salir a la calle con una vieja caja de cartón, subirse a ella en la esquina del parque y empezar a hablar. Este acto, en apariencia sencillo, le llevaba toda clase de preparaciones; nada más levantarse ponía la música a todo volumen y vaciaba el armario. De entre su ropa solía escoger unos pantalones cortos o una falda y una camiseta de encaje, no importaba el frío que hiciera en la calle, le gustaba ir arreglada a su esquina.

Una vez en el parque simplemente tenía que empezar a hablar. Este era el paso que siempre le costaba más, a su mente asaltaban dudas sobre si lo que iba a decir tenía sentido, ¿no estaría acaso atentando contra todo uso de razón? Otras veces la duda era aún peor, ¿de verdad tenía algo que decir?, ¿merecía su discurso la ocupación de ese espacio? Infinidad de veces estas dudas habían sido más fuertes que ella y tan pronto como subía a la caja, volvía a bajar y retomaba su rutina con una sensación de vacío en su interior.

Hoy era otro día de esos, se encontró subida en su caja, en medio del parque. Un par de viandantes la miraron al pasear con sus perros, pero nadie se quedó a mirar qué iba a hacer. No tenía público, sus palabras no iban a ser escuchadas. Tal vez fuera mejor así. Respiró hondo y trató de no pensar en lo ridículo de la situación. Recordó una frase singing hallelujah with the fear in your heart. Abrió los ojos y gritó la frase al parque. No había nadie para escucharla, pero ya no hacía falta. Empezar con una simple frase había sido suficiente, comenzó a hablar y los pensamientos fluyeron entre sus labios como si estuvieran destinados a ser pronunciados en voz alta. 

Durante hora y media recitó el poema de su vida, mezclando sus vivencias con sus sueños, sus miedos y sus alegrías en una larga alegoría filosófica sobre el significado de la vida para una joven, el significado de su vida. Hora y media después se bajaba de la caja con lágrimas en los ojos. Nadie la había escuchado, pero ya no hacía falta, había perdido el miedo.

domingo, 29 de julio de 2012

Inotropismo

Pensó, como sobrevenida por una verdad vital, en el riesgo de pensar. Pensó y transformó el pensamiento en meta y se encontró, de pronto, con el conocimiento más absoluto sobre ella misma.

Pensó pues, en que pensar le suponía un problema. Pensar le hacía mal. Sus pupilas se dilataban, sus manos cobraban vida en un abrir y cerrar nervioso. Su respiración se agitaba, su pulso se disparaba. Gotas de sudor frío rociaban su espalda mientras el vello se erizaba. Llegó a la conclusión de que, si quería conservar su salud, debía dejar de pensar.

Cogió una vieja libreta de hojas amarillentas. Rebuscó entre dibujos y garabatos de una vida anterior, encontró historias inacabadas, amores fugaces y experiencias marchitas. Llegó al fin a la última página y escribió con su mejor letra una promesa. Promesa que jamás incumpliría.


No te olvides de pensar.

domingo, 24 de junio de 2012

Silencio

Sólo ellos eran capaces de perderle el miedo al silencio. Ellos, en su insensata juventud, se irguieron con valentía ante el vacío oscuro del silencio, de la nada. Callaron, tras años de ruido y balbuceo, callaron al fin para perderse en un mar negro, rodeado de tierra y praderas.

En ese mar se descubrieron a sí mismos, descubrieron la vida y la muerte. Todo lo que jamás habrían podido explicar con palabras se encontraba allí, escondido a la vista de todos. Descubrieron el silencio y la mirada, sin saberlo dejaron de ver para empezar a mirar y fue en ese preciso instante en que comprendieron que sólo guardando silencio podrían empezar a sentir.

Callaron y se miraron en silencio, sonrieron en silencio, sintieron en silencio el abismo bajo sus pies y, como por un acto de fe, comenzaron a andar con los ojos cerrados. Sólo disfrutando del silencio. Sólo ellos en el mundo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Perderte en un mar de ideas fijadas a un punto difuso en la pared, oír su respiración pausada unos metros atrás, como si estuviera en otro planeta y a la vez en el centro mismo de tu alma.
Perderte y desear que las palabras traspasen la mente y salgan al exterior, para morir congeladas sin haber pasado por la boca, que las vuelve burdas y las convierte en una grotesca parodia de lo que una vez fueron.

Saber que el olor a café y tabaco que te llega no es real, sino un producto de la imaginación que grita por un toque de bucolismo, aunque sea falso y solo exista en los viajes bajo las estrellas. En esos días en los que la luna parece que te engaña y te permite tocarla y amarla, para luego reírse en tu cara y observar con desdén tu aullido desde su trono de oscuridad. Porque esas noches te conviertes en lobo y comprendes que no importa lo hermoso de tu llanto,porque la luna seguirá ahí y tú aquí y eso es algo que no podrás remediar.

Y es por eso que quisieras perderte y saborear besos de ceniza y sentir el regusto amargo del café, del whisky y de tus entrañas que por una vez luchan con tu cuerpo por salir fuera aceptando el riesgo de destrozarte en el intento y convierte el día en noche y el calor en frío y tú no puedes más que coger aire y seguir el compás y rezar, secretamente, por que cuando todo acabe la vida pueda seguir su curso mientras lo más profundo de tu ser desea permanecer en ese estado de ingravidez durante los días que le quedan.

lunes, 13 de febrero de 2012

Autodestrucción

Soy el hombre que tropieza dos veces con la misma piedra.
Soy el perro al que apalean
y vuelve a por más.
Soy el adicto a quien no le funcionan las terapias.
Soy la mujer que defiende al hombre que la maltrata.
Soy el genio que se impide la felicidad,
y el tonto del que todos se aprovechan.
Soy el amor derivado en celos,
la fe convertida en fanatismo,
el patriotismo llevado al extremo.
El nazismo.
El anarkismo.
Soy la inseguridad del que aparenta ser fuerte,
la fortaleza inútil del cohibido.
Soy la autodestrucción.
Soy el hombre que clama su amor por la Tierra,
mientras no ceja en su empeño de devastarla.

martes, 6 de diciembre de 2011

Me gustaba el cuento que me hacía sentir como una princesa.