A ninguno nos gusta ir al dentista cuando somos pequeños, es más, tenemos un argumento casi irrefutable: "me hace daño".
Digo casi, porque hay unos seres extraños, que son capaces de convencernos de que los dentistas no hacen daño: los padres.
Todo hay que decirlo, ir al dentista es bueno a la larga, pero los padres deberian plantearse una táctica diferente a la archiconocida frase de: "los dentistas son buenos" para convencernos de que ir es bueno, porque esa simple y aparentemente inocente frase, puede traer grandes consecuencias. Pongamos un ejemplo para ilustrar esto que acabo de decir:
Un niño, llora porque no quiere ir al dentista, cuando su madre le dice que ir al dentista, aunque duela, es bueno. Este niño (que además de tonto, llegará a ser presidente de los EEUU) se toma las palabras de su madre al pie de la letra y nunca más rechista a la hora de ir al dentista.
Unos años después, nuestro querido Bushito llega a la Casa Blanca y decide cambiar el mundo a mejor, haciendo llegar la paz y la felicidad a los más necesitados. Estando él trabajando en éste proyecto recuerda las sabias palabras de su madre y hace la fácil asociación de: dolor = bueno a la larga.
Y es por eso, y no porque fuera una mala persona, por que Bush bombardeó Irak, ya que él tenía la sana intención de mejorar la calidad de vida en ese país.
Y es por eso, que hay que tener cuidado con las palabras que se usan a la hora de convencer a alguien para que vaya al dentista, nunca sabes si puede tocarte un hijo tonto que llegue a ser presidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario