domingo, 21 de febrero de 2010

Mila.

Antes de nada tengo que pedirte perdón por hablar tan poco contigo estos últimos años, no sé si lo sabrás pero he sufrido muchos cambios, tanto físicos como emocionales, aunque supongo que es todo cosa de la edad. Aunque cada vez hable menos contigo, quiero que sepas que pienso cada día en ti, una vez oí que lo primero que se olvida de una persona es su voz, pero yo aún recuerdo la tuya diciéndome que era tu corazón.

Me arrepiento de haberte tratado como lo hice cuando me negué a aprender inglés, espero que entendieras que era demasiado pequeña como para verle algún tipo de sentido a esa decisión, de todos modos, sabrás que sigo estudiándolo y que, técnicamente, tengo todos los títulos. Te echo de menos, siempre que llega mi cumpleaños me acuerdo de la vez que te regalé un pijama, todas las mañanas, cuando desayuno, pienso en las "carreras" que hacíamos por ver quién se tomaba el zumo de naranja antes. Sonrío recordándote.

Tal vez no te dieras cuenta en el momento, pero hiciste grandes cosas, formaste una gran familia de dos proyectos, hiciste que me sintiera querida, por ti y por los que me rodeaban, me ayudaste a solucionar algunos de mis problemas (he de decir que en ese campo he mejorado mucho y que, ya sea por madurez o por suerte, no he vuelto a causar ni a tener problemas de ese tipo) Elena sigue viniendo a cenar todos los viernes, aunque es la única que continúa la tradición, no hemos vuelto a reunirnos todas desde que tú no estás.

No sé si la muerte es el paso a otra vida, si realmente hay un cielo desde el que ves todo o si no es más que un punto y final, pero sí sé que una persona no muere hasta que nadie la recuerda y que nosotros lo hacemos, mucho, sales en nuestras conversaciones y nos arrancas sonrisas, estás en nuestros sueños, en nuestros recuerdos, ocupas una gran parte de nuestro corazón y eso es algo que no todo el mundo tiene.

Me gustaría que estuvieras aquí, un día más, y poder contarte todo lo que ha pasado en estos años, poder escuchar tus historias, cantar contigo las canciones que me cantabas, hacerte gestos desde el balcón para que me llames, quedarnos dormidas viendo la tele...pero sobre todo, para poder decirte algo que nunca te dije, te quiero.

3 comentarios:

  1. La nostalgia... Y el dolor verdadero cuando sabes que algo no va a volver. ¿Sabes qué? Me sigue pareciendo más horrible el dolor de perder a alguien sin perderlo técnicamente. Al menos es menos fácil de soportar, y no tienes el consuelo de que no puede ser de otra manera...

    Me ha gustado esto que has escrito :) it makes me think.

    ResponderEliminar
  2. Precioso texto, preciosa actualización... da que pensar, sinceramente..

    ResponderEliminar