miércoles, 28 de abril de 2010

Medicación.

Me miro en el espejo y lo único que veo es a una chica pálida y delgada, con pinta de romperse con el menor movimiento. El sol inunda mi cuerpo, lo sé porque mis ojos lo reflejan, han vuelto a cambiar de color, amarillo; de todas maneras, mi piel parece absorber toda la luz dejándoles a mis rizos el trabajo de dar color a esta composición que soy yo.

Ya me lo decían de pequeña, soy una niña blanca, lechosa, enfermiza...enfermiza, ésa es exactamente la palabra. Me tiemblan las manos, otra vez, si no me pasara tan a menudo tal vez me preocupara, pero ya me da igual. Meto las manos en los bolsillos, resignada, mientras fantaseo con poder correr por el campo, tumbarme entre los árboles, oír el murmullo de un riachuelo, me encantaría dejar que el aire fresco llene mis pulmones, aire de verdad, aire puro y no el aire enrarecido que entra en mi organismo por culpa del inhalador. Me ayuda a respirar, sí, es cierto pero también hace que el oxigeno que respiro sepa raro, esté caliente y no satisfaga mis pulmones.

Vuelvo mi vista al espejo y observo mi reflejo. Fragilidad, éso es todo lo que veo, como una muñeca de porcelana, serena, sonriente, pero débil y mortecina a la vez. Mis ojos, hoy claros y cristalinos, esconden tras su sonrisa constante, un mundo lleno de temores, vacilaciones e inseguridades, un mundo que no verá la luz del sol que hoy se esfuerza por iluminar ligeramente el blanco de mi piel, un mundo que sólo se dará a conocer a través de mis temblorosos dedos.

viernes, 23 de abril de 2010

Where is my mind?

Me gusta cuando la gente que parece que no puede sonreír, sonríe.

Me gusta cuando todas las manos se levantan y todas las voces se unen para gritar una misma cosa.

Me gusta cuando todos los corazones laten al unísono.

Me gustan las sonrisas.

viernes, 16 de abril de 2010

Belleza

[...] Iban dos niños paseando cuando, al llegar a la cima de una colina, la niña abrió los ojos sorprendida y exclamó:
-¡Oh! ¡Es la cosa más bonita del mundo!
Continuaron avanzando por el camino y según iba pasando el tiempo la niña se emocionaba más y más:
-¡Dios mío! Es la cosa más bonita que he visto en mi vida.
Siguieron por el serpenteante camino que bajaba de la colina, con árboles a su alrededor y prados llenos de flores, mientras tanto, la niña iba comentando a su amigo, fascinada:
-¡Es lo más bonito del mundo!
Ésto lo dijo una niña calva. Una niña calva en una silla de ruedas empujada por una enfermera, la niña veía cuál era la cosa más bonita del mundo; él, sin embargo, no.
¿Cómo podía ser que el niño a su edad, que había leído tanto y había visto tantos países, tantas culturas...a lo largo de su vida, no supiera cuál era la cosa más bonita del mundo?[...]


Antonio Tabucchi, "El tiempo envejece deprisa"


PD: La transcripción ha sido un poco libre, pero es todo lo que puedo hacer de memoria después de una semana, espero que se capte la idea principal.