domingo, 29 de julio de 2012

Inotropismo

Pensó, como sobrevenida por una verdad vital, en el riesgo de pensar. Pensó y transformó el pensamiento en meta y se encontró, de pronto, con el conocimiento más absoluto sobre ella misma.

Pensó pues, en que pensar le suponía un problema. Pensar le hacía mal. Sus pupilas se dilataban, sus manos cobraban vida en un abrir y cerrar nervioso. Su respiración se agitaba, su pulso se disparaba. Gotas de sudor frío rociaban su espalda mientras el vello se erizaba. Llegó a la conclusión de que, si quería conservar su salud, debía dejar de pensar.

Cogió una vieja libreta de hojas amarillentas. Rebuscó entre dibujos y garabatos de una vida anterior, encontró historias inacabadas, amores fugaces y experiencias marchitas. Llegó al fin a la última página y escribió con su mejor letra una promesa. Promesa que jamás incumpliría.


No te olvides de pensar.

domingo, 24 de junio de 2012

Silencio

Sólo ellos eran capaces de perderle el miedo al silencio. Ellos, en su insensata juventud, se irguieron con valentía ante el vacío oscuro del silencio, de la nada. Callaron, tras años de ruido y balbuceo, callaron al fin para perderse en un mar negro, rodeado de tierra y praderas.

En ese mar se descubrieron a sí mismos, descubrieron la vida y la muerte. Todo lo que jamás habrían podido explicar con palabras se encontraba allí, escondido a la vista de todos. Descubrieron el silencio y la mirada, sin saberlo dejaron de ver para empezar a mirar y fue en ese preciso instante en que comprendieron que sólo guardando silencio podrían empezar a sentir.

Callaron y se miraron en silencio, sonrieron en silencio, sintieron en silencio el abismo bajo sus pies y, como por un acto de fe, comenzaron a andar con los ojos cerrados. Sólo disfrutando del silencio. Sólo ellos en el mundo.

sábado, 24 de marzo de 2012

Perderte en un mar de ideas fijadas a un punto difuso en la pared, oír su respiración pausada unos metros atrás, como si estuviera en otro planeta y a la vez en el centro mismo de tu alma.
Perderte y desear que las palabras traspasen la mente y salgan al exterior, para morir congeladas sin haber pasado por la boca, que las vuelve burdas y las convierte en una grotesca parodia de lo que una vez fueron.

Saber que el olor a café y tabaco que te llega no es real, sino un producto de la imaginación que grita por un toque de bucolismo, aunque sea falso y solo exista en los viajes bajo las estrellas. En esos días en los que la luna parece que te engaña y te permite tocarla y amarla, para luego reírse en tu cara y observar con desdén tu aullido desde su trono de oscuridad. Porque esas noches te conviertes en lobo y comprendes que no importa lo hermoso de tu llanto,porque la luna seguirá ahí y tú aquí y eso es algo que no podrás remediar.

Y es por eso que quisieras perderte y saborear besos de ceniza y sentir el regusto amargo del café, del whisky y de tus entrañas que por una vez luchan con tu cuerpo por salir fuera aceptando el riesgo de destrozarte en el intento y convierte el día en noche y el calor en frío y tú no puedes más que coger aire y seguir el compás y rezar, secretamente, por que cuando todo acabe la vida pueda seguir su curso mientras lo más profundo de tu ser desea permanecer en ese estado de ingravidez durante los días que le quedan.

lunes, 13 de febrero de 2012

Autodestrucción

Soy el hombre que tropieza dos veces con la misma piedra.
Soy el perro al que apalean
y vuelve a por más.
Soy el adicto a quien no le funcionan las terapias.
Soy la mujer que defiende al hombre que la maltrata.
Soy el genio que se impide la felicidad,
y el tonto del que todos se aprovechan.
Soy el amor derivado en celos,
la fe convertida en fanatismo,
el patriotismo llevado al extremo.
El nazismo.
El anarkismo.
Soy la inseguridad del que aparenta ser fuerte,
la fortaleza inútil del cohibido.
Soy la autodestrucción.
Soy el hombre que clama su amor por la Tierra,
mientras no ceja en su empeño de devastarla.