viernes, 25 de febrero de 2011

Tenía como hábito contarle cada tarde historias de amor y pasión, descripciones de dos cuerpos luchando por unirse en uno solo. Se las narraba porque sabía que nunca había vivido nada parecido y sospechaba que nunca fuera a sucederle. Las primeras veces fueron por empatía, le divertía ver su rubor cada vez que su historia empezaba a crear imágenes en su mente; ahora, pasa las mañanas inventando nuevas historias que contarle, nuevas andanzas de unos cuerpos anónimos que cada vez se parecían más a los suyos.

2 comentarios:

  1. creo que antes de que realmente ocurra casi nadie sospecha que en algún momento puede suceder :)

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  2. Oish >.<
    El destino cambia y termina como nadie imagina :) lindo futuro le esperan a esos dos >.< o eso quiero pensar

    Saludos :D

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