sábado, 27 de agosto de 2011

Gwen

Durante un momento se paró a pensar en lo absurdo de su vida; recordó todos los momentos de inseguridad, rabia e impotencia y en ese mismo instante, sentada en el césped de aquel parque que tanto conocía se dio cuenta de lo patético que resultaba.

Pensó en todo el dolor y el sufrimiento que albergaba en su interior y no pudo evitar sumirse en un estado de autocompasión; era joven, aún no había cumplido los 30 se encontraba atrapada en una vida en la que su hogar se había convertido en su prisión. No pudo evitar compararse con sus amigos y antiguos compañeros, a los que no había visto en años y muchas veces echaba de menos. De vez en cuando le llegaban noticias de que alguno de esos amigos se iba de viaje o asistía a algún concierto, pequeños placeres que cualquier persona de clase media podía disfrutar; cualquiera menos ella, claro.

Gwen estaba demasiado ocupada intentando sacar adelante una casa llena de gente con sus escasos recursos económicos como para poder salir una noche con unos amigos o invitar a comer a su familia en su cumpleaños, pero entonces lo vio, vio que todo aquello no merecía la pena, que había pasado de ser una mujer alegre y vivaz a estar demasiado agobiada para disfrutar la vida y decidió que no quería seguir así.

Se levantó y se dirigió con paso firme a su casa, llenó las maletas con todas sus pertenencias y salió dejando las llaves dentro; una vez en la calle llamó a su familia y dijo con una sonrisa en los labios: ya está, se acabó.

3 comentarios:

  1. Me gusta... tal vez por que a veces me siento identificada ;)

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  2. Ay, Mr. Taylor, qué bonito tiene usted el blog, por diooOORR. Me encanta la foto, me encanta la música, los "colores"... Y me ha gustado esta entrada que acabo de leer. A ver si leo un poquito más antes de empezar con los simios.

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  3. Un nuevo comienzo, una oportunidad. También lo he pensado.

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