jueves, 7 de enero de 2010

Ceguera

Fogonazo. Estruendo. Golpe. Oscuridad.

Alguien grita, una mujer, ¿por qué no se callará? Quiero silencio, quiero tranquilidad, ¿quién grita? dios, ¡que se calle ya! grita de dolor, le habrá pasado algo...bah, que se joda... un momento, esa voz me suena...¡soy yo!

¿Por qué grito? ¿por qué no veo? Me quema, intento abrir el ojo y me quema, ¿qué ha pasado?

Ahora oigo a más gente a mi alrededor, sigo sin poder ver pero reconozco algunas voces. Mi hermana llora, nunca la había visto llorar, noto como una lágrima resbala por mi mejilla izquierda, ¿que le pasa a mi ojo derecho? ¿por qué no reacciona? ¿por qué no puedo abrirlo? Alguien me abraza, hace que me sienta mejor, un hombre con acento colombiano me pide que aparte las manos de la cara, ni siquiera me había dado cuenta de que las tuviera ahí, hago caso a mi cuñado y por fin veo su cara. Está preocupado, veo a más gente mirándome, mi padre, mi tío...todos están serios, mi padre me lleva corriendo al baño y me lava la cara con agua. Me quema, me quema mucho. Sostiene mi cara con las manos y me pide que abra el ojo derecho. No puedo.

Bajo de la furgoneta apretándome la cara con un pañuelo ensangrentado, llego a la puerta de urgencias y me sorprendo al ver que no hay nadie, ni una sola enfermera. Encuentro el timbre en la puerta y lo pulso, aparece una enfermera que me abre la puerta. Le sonrío y le felicito el nuevo año, ella también me mira con preocupación, estoy cansada de esas miradas, estoy bien, ¿no lo ven? ¡estoy bien!

La doctora me pide que le explique que ha pasado, la verdad es que no lo sé, estabamos tirando cohetes con una tabla que tenemos preparada para eso, mi hermana estaba echando uno, yo estaba lejos hablando con mi cuñado, de pronto vi un fogonazo y escuché un ruido, sentí un golpe en el ojo y a partir de ahí empezó a sangrar y a quemarme.

Me abre el ojo y lo lava con suero, por fin un poco de alivio para la quemazón, empiezo a decirle insensateces sobre la forma de empezar el año y sobre los piratas, ella también me mira con preocupación pero el enfermero sonríe. Me cae bien. Él también se da cuenta de que estoy bien.

Me dice que tienen que taparme el ojo, pero que antes quieren que lo vea, me llevan al baño y me miro al espejo, desde luego es más feo de lo que esperaba, vuelvo a la consulta y me tumbo de nuevo en la camilla, la doctora me pregunta qué tal lo he visto, le contesto que es feo pero que se ve que el ojo está bien y que tampoco es tan grave. Me mira curiosa y saca unas pinzas y un poco de betadine, por un momento me asusto e imagino las mil formas en las que puede taparme un ojo, ella ve mi cara y me explica que tiene que quitarme unas pestañas y que el betadine es para la herida. Me relajo, cierro los ojos y dejo que haga su trabajo, cuando termina saca un parche y me lo coloca en el ojo. Dentro de una semana tengo que volver. Es una curiosa forma de empezar el año, desde luego, pero no me han dado una piruleta y me indigna.

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